Las reformas realizadas en esta vivienda catalogada del siglo XX, diseñada por Duran i Reynals y con una superficie de 200 m², han tenido como objetivo preservar y revitalizar su carácter original. En la cocina, se ha respetado la estructura original y se ha optimizado el espacio para lograr una mayor funcionalidad. La comunicación entre la cocina y el comedor se ha mantenido intacta, permitiendo una conexión fluida entre ambos espacios.
Para brindar a los miembros más jóvenes de la familia un espacio propio, se ha habilitado la buhardilla, convirtiéndola en un área versátil y acogedora. Durante la reforma, se decaparon y trataron las vigas originales para integrarlas completamente en el nuevo diseño, aportando autenticidad y carácter al espacio.
El carácter de la vivienda se ha preservado cuidadosamente, conservando el mobiliario original y añadiendo un toque moderno a través de selectos elementos decorativos. Mantener la estructura original fue esencial en esta reforma, lo que nos ha permitido integrar modernidad sin perder la esencia histórica de este hogar único.